viernes, 28 de octubre de 2011

Caminante no hay camino (2)

¡Hoy me llevan de excursión!

Apenas he dormido en toda la noche. Estoy muy nerviosa y, a juzgar por el alboroto de mis compañeras, que cantan, ríen, hablan, bromean, ellas también lo están.
Subimos al autobús y el alboroto es si cabe mayor. Peleamos y discutimos qué canción cantar, al final unas voces se alzan y guían a las demás. Empezamos a cantar: "¡una sardina (una sardina), dos sardinas (dos sardinas), tres sardinas (tres sardinas)...y uuuuuuuuuuun gato (y uuuuuuuuun gato...)!".
Poco a poco, los nervios ceden y el ambiente se va calmando al son de las canciones; el sonido del motor actúa como sedante, el silencio, a veces roto por una voz que pregunta: "¿cuánto falta?", se apodera del autobús.

Desde fuera se puede ver como las miradas se clavan en el paisaje, todas nos sumergimos en él.
Llegamos a nuestro destino y una parte de nosotras se resiste a bajar...es la añoranza del camino, la pena por el fin del viaje.

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