lunes, 2 de julio de 2012

Amigas en invierno


Son casi las diez de la mañana, hora de entrar al cole, y ya estamos todas las niñas en el patio del colegio, esperando...
Esperando a que suene en el altavoz que hay en la pared junto a la capilla la música que todas las mañanas se repite..., El lago de los cisnes de Tchaikosvky, aunque, a veces, también suenan Las cuatro estaciones de Vivaldi.
Cuando suene se acabó la tontería, cada una a colocarse en su fila, derechitas y formalitas para cuando la señorita nos indique ponernos en marcha, casi militar, y dirigirnos a nuestra clase.

A mi no me molesta, porque en la fila nos colocamos por orden de estatura, y el primer puesto siempre nos lo estamos disputando dos de mis amigas y yo. Unas semanas es una, otras es otra. No sé si seremos amigas por afinidad de estatura o de carácter, que sería lo más normal, quizás una cosa influya en la otra.

Me gusta llegar al cole y saber que en cuanto suene esa música tan seria que solo escucho allí, mis amigas y yo nos cubrimos las espaldas en nuestra entrada al que será nuestro espacio el resto de la mañana y de la tarde.

Yo suelo tomarme las cosas muy en serio, y mi amiga Loli me va a contar un secreto sobre algo que le pasó ayer. Me hace prometer, jurar no, que nos lo tienen prohibido las monjas, que no se lo contaré a nadie, y, por supuestísimo, que no me ría.

Estamos en mitad del invierno y hace un frío que pela, como es normal en este pueblo mío, que no entiendo por qué la gente que viene de fuera siempre piensa que aquí hace mucho calor, parece ser que es que en Andalucía siempre lo hace, pero mi pueblo, aunque todas repetimos nuestra dirección del siguiente modo:

Yo vivo en la calle tal, de Alcalá la Real, Jaén, Andalucía, España, Europa, la Tierra, Sistema solar, Vía Láctea, el Universo...,

e incluímos Andalucía en la retahíla, debe ser un poco rebelde y no se deja llevar del qué dirán porque aquí, como ya dije antes, hace un frío que cala hasta los huesos.

Ayer por la tarde corría un airazo que se llevaba volando paraguas y más cosas según estoy apunto de enterarme.

Mi amiga Loli, con la que me disputo el cariño y la atención de mi otra amiga, Dori, lo que nos lleva a tener nuestros rifirrafes, es muy muy delgada y vive en la parte más alta de una calle que es muy larga y muy empinada. Ayer cuando subía del colegio con el airazo que corría tuvo que agarrarse a una reja porque se la llevaba el aire.

Me estoy imaginando a mi amiga agarrada con una mano a una reja,
y todo su cuerpo flotando y danzando, suspendido en el aire, al son que dicta el viento...

...es la primera vez que falto a una promesa...

esta no es la primera vez que lo cuento, y,
¡¡¡No puedo dejar de reiiiiirrrrr!!!


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